miércoles, 21 de octubre de 2015

Incertidumbre

De repente sucede, hay un momento en que somos conscientes de lo que estamos haciendo con nosotros, a veces estás a tiempo de cambiar, y otras, tenemos menos posibilidades
El miedo latente, la lluvia consciente de haber caído en el pavimento.
La lucha constante y mental, la vida bailando ante sus ojos.
Recostado sobre la cama, de brazos abiertos, con el techo rebotándole las ideas. Entre un ir y venir de pensamientos se encuentra con una que lo deja rumeando un poco más: La vida es cíclica. La ve recostada a su costado, la ve dormir, la desea pero su razón la aleja. La situación es similar, es constante, no sé que te lleva pero lo hace y te cala hondo. 
Mira el cuerpo desnudo de su acompañante, recuerda su mundo hace unos años, otro cuerpos, mismos lugares. El laberinto de su vida.
La vida es un redondel, como no va a serlo si seguimos haciendo los mismo día a día, semana a semana, mes a mes, durante años. 
Claro, no se me ocurrió antes, ahora que estoy jodido de nuevo me doy cuenta, es el puto circulo. Mientras siga en este lugar, va a seguir pasando. Debes ser, tenes que ser, sos, podes, soñas utopías, pero seguís acá. 
Se levanta de un salto sin hacer ruido, abre la puerta y sale al patio, se tira en el banco, mira al cielo. 
Cómo no va a ser un ciclo si estamos todos los días haciendo lo mismo. cómo no vamos a volver a los mismos lugares, las mismas circunstancias. Si cada vez que soñamos, te despiertan. 
Baja la mirada hasta el pequeño árbol que tiene en frente. En esta maraña de pensamientos, le llega un recuerdo de pequeño, quería ser escritor, recuerda el nombre de su primer escrito: Marcos el aventurero. Siempre lo tuvo con él, hasta que la tecnología le dijo que debía borrar ese cuento, la computadora se cansó de guardar, la travesía de un marino que luchaba contra monstruos marinos y criaturas mágicas, siempre acompañado de su amigo Bakú, recuerda ese nombre como si hubiese existido realmente. Al parecer, desde pequeño quería esto.
El niño interno habla constantemente, será que aprendemos a callarlo, tal vez, siempre habla y no escuchamos.
Entonces para interrumpir sus pensamientos llega ella, despierta su ensoñación, la ve parada en el umbral, descubre su silueta sonriendole, su alma rogándole un poco más.
¿Y si me falla, si me lastima, si de repente todo lo que creíste cierto no lo es? para qué arriesgarse a morir de pie, de valientes se lleno el cementerio de desamores. 
¿Quién toca su puerta que está invitándolo a morir de nuevo en sus brazos? quiere caer lejos de la angustia, de la sin razón de morir apartado del mundo enamorado.
 La vida le demostró que hay cosas por las que es mejor no luchar, pero la sociedad le dijo que tenia que tener un amor, armar una familia, tener un trabajo y una educación.
Pero yo quiero ser escritor, quiero conocer gente todo el tiempo, culturas, escribirlas para los que no pueden o para los que no se animan. Siempre quise hacerlo desde aquel cuento que comencé... 
Pero logran eso, aplacar tus sueños por algo funcional. 
Intenta abrazarla pero no puede, no entiende como llegó a ese lugar, de nuevo en la incertidumbre de, perderse en el tiempo de los besos que apuñalan estómagos o partir sin rumbo a nuevos lugares.
Esa catarsis de aquel cuento infantil en una realidad indispensable para discontinuar con la facinerosa vida.
Somos amantes eternos destinados a no ser como diría Cortazar. El amor es eso un rato eterno e infinito. Por eso, será, nunca funcionó, hay que dejar de pensar lo eternamente efímero como algo interminable.