martes, 5 de julio de 2016

Historia para ser contada

En el momento que empezaron a besarse, Rodrigo pensó que era una joda, pero una joda linda, no era como cualquier mina Florencia. No podía contra él mismo, tenía la prioridad total sobre su persona, sin embargo no dejaba de pensar que era una pendeja que se estaba divirtiendo con lo prohibido, que se le iba a pasar.
Intentó no darle bola a ese "no se qué" que tenía, intentó aunque mucho no se esforzaba, cuando una mujer así llega a la vida de alguien es complicado hacerse el sota.  Se apoderó de Rodrigo, si había que faltar a la facultad o llegar tarde o así tuviese que parar de laburar lo hacía, si debía llegar tarde a una salida, lo que sea inventaba para verla. Más problemas acontecieron, en sus crisis internas, cuando en el colegio caminaba más lento o más rápido sólo para cruzarse con Florencia.
Obvio no se lo iba a decir ¿cómo el boludo grandote de mayor edad se iba a enamorar de la pendeja que estaba en último año y quería joder? "Esas cosas tienen dos salidas", pensaba Rodrigo, "o te lastiman o salen corriendo, mejor no decir nada y aprovechar. Con suerte en unos días se me pasa". Pero no se le pasaba, aunque se viera con otras minas, aunque arregle jugar la final del mundo, si ella le decía de verlo, dejaba todo.
Por supuesto cuando le contaron lo del cabezón se puso mal, sabía que era lo mejor para ella y tal vez para ambos, menos quilombos, menos divertido sí, claro, pero menos quilombo, más "normal". Aún así moría de bronca, Rodrigo quería verla, quería abrazarla y llenarla de besos. Él, no otro chabon.
Como siempre el pibe trataba de ocupar ese dolor con minas, pero no pudo, ella era más, siempre lo fue y Florencia lo sabía en ese momento, siempre lo supo.
Empezaron a verse de nuevo, sin la certeza de que ambos estén totalmente solos, pero Rodrigo pensaba "me chupa un huevo el mundo, por mi se pueden ir todos a la puta que los parió sólo quiero verla al lado mío. Y que piensen lo que quieran, si tengo que perder el laburo, lo pierdo pero a esta mina no", jamás se lo decia, "o me lastima o se asusta".
Él creía haberla amado desde siempre. Aunque lo negara, el pibe sabía que la amaba en silencio.
Después se enteró lo de Alejandro, en el momento quiso romper todo, claro él hacia la suya, ese era el contrato, cada quien podía compartir su tiempo con quien quisiese. Es más cuando se enteró lo del cabezón, Rodrigo hacía la suya también, pero lo hacía por gil, por no sentirse menos, porque sabía que con solo un mensaje en el celular, dejaba el mundo por Florencia. Obvio no se lo decía por cagón. No era tampoco cosa de andar mostrando debilidad.
Pero cuando se enteró lo de Alejandro fue peor, ya no estaba haciendo nada, quería ponerse las pilas y dejar de mentirse. Se acuerda que estaban todos sus amigos en su casa cuando le llegó el mensaje y no sabía cómo ocultar su bronca. "Loca yo te amaba, no te lo decía pero te amaba, mataba a palos a cualquiera que te haga mal, pero vos te chapaste a ese gil" pensaba para adentro mientras masticaba la bronca (para él siempre iban a ser giles), el muchacho no sabía que hacer.
El pibe duro, frío se había enamorado, y la pendeja le estaba pegando un baile tremendo, como nunca nadie. En otras circunstancias, Rodrigo hubiese mandado a la mierda todo, se iba de joda y mandaba algunos mensajes para curar heridas, o eso pensaba.  Pero otra vez, ese extraño sentimiento que le causaba, que no se lo generó nadie, actuó de nuevo. Cuando se lo dijo ya no tenía más bronca, solo quería saber el porqué, que pasó que se enamoró en esta joda y ella no. Hasta que hablaron, se miraron cara a cara y se dio cuenta que algo, alguna chance le quedaba para enamorarla, que no era uno más.
Hizo lo que pudo desde entonces, no vaya a ser que por boludo la pierda. Aprendió a decirle lo que sentía sin miedo a salir corriendo o lastimado. Ya estaba jugado, muchas vidas no le quedaban por vivir, y ésta era una ficha que no quería arriesgar.
El pibe se enamoró como nunca antes, sí sí, de la pendeja, de esa joda que arrancó algún tiempo atrás (con algún tipo de precuela). Así sin más, Rodrigo quedó con todo lo que creía ordenado desordenado, y todo lo que estaba desordenado se lo ordenó Florencia.
Ahora el boludon, no imagina una vida sin la pendeja, no puede ni pensarla, imagina y sueña casándose, yéndose de viaje, teniendo hijos y probándole el gusto a la vida. Se imagina ese momento que la vuelva a ver después de algún tiempo, que vuelva a tocar su piel y explote de amor, que le hunda los labios en los suyos y se rían juntos.
En un tiempo sabrán que no hay distancia, joda, ni ausencia que los separe, que el amor con risas es único, que besarse hasta reírse y reírse hasta besarse es el lenguaje más lindo del amor. Hoy con el mar delante y un paraíso en los ojos, sólo piensa en los de ella y esa mirada que le da más paz que cualquier lugar en el mundo.