lunes, 26 de noviembre de 2018

Cerrar la puerta

La mirada dice más que las palabras, el corazón se mueve más que el cuerpo. Una acción deja todo en seco para no volver al mismo lugar.
Es imposible para él determinar cuando sucedió todo, son esas cosas que se es consciente cuando ya se está en el pozo.
De repente aparece ese rayo de sol que ilumina la casa, por alguna razón determinada eso enciende su corazón y lo hace sonreír. Un pasado jugando a ser inmortal se inmola en la decadencia del presente, las hojas de un otoño triste se refundan en ese árbol colorido del final de primavera, parece que las estaciones hicieran juego con su estado de ánimo. Por momentos esa lluvia veraniega que arrasa con su seguridad, en otras ocasiones el sol que alegra corazones y pinta sonrisas.
Las dudas a paso firme, la vuelta al solo sentir sin escatimar en reparos al receptor. La razón deja de ser el otro, basta de análisis siniestros con la mente denostada de valor, ahora se piensa con el corazón, sentipensante como decía Eduardo. Uno no controla al bobo y bien lo saben los que supieron sentir ¿el corazón es más sabio o más iluso?
Sabe que la mejor salida para tanto dolor es perdonar, soltar, innecesario el abastecerse de esa energía que solo sirve para que la sangre se ponga mala como decía su abuela.
La sangre hierve y la decepción no se puede ocultar, es esa yerbita que se pasa por la bombilla y quiere escupir al instante de percibirla, esa nata en la leche que no llegó a sacar del fuego antes y se te pega en la boca.
Entiende que no debe amargarse por lo que no puede controlar, hizo lo posible pero no fue igual el sentir.
La escena tan fuerte de ese Tom tan él y esa Summer tan ella, "sentí por él, lo que no me pasó con vos, todo lo que decías del amor". Supo que no había culpas, ni responsabilidades, el corazón es así, con otra lógica.
"Te voy a decir algunas cosas pibe, pensá para no repetir cosas que lastimaron a los demás, no morir en la tuya como cabeza dura, saber pedir perdón y desaparecer cuando sea necesario" le dijo mientras compartían un mate, "pedir perdón o perdonar es siempre el mejor camino, no para volver a vincularte, eso puede o no suceder, pero para seguir adelante, cada uno hace lo que puede con lo que siente, eso no puede juzgarse" siempre escuchaba las palabras de su papá cuando se ponía con ese aire nostálgico y tragicómico, mirando al horizonte, como si no le hablara solo a su hijo sino también a él mismo, a su yo del pasado.
El muchacho entendió que en los finales de cuento es al revés de los inicios de otros, el que se enamora primero gana y el último que apague la luz y cierre la puerta.