Las paredes cada vez más chicas, el borrón y cuenta nueva que no funciona, los ojos cristalizados por su alienación. Él pierde la libertad ganada, su cabeza que inyecta ideas constantes, no puede parar de rumear respuestas inconclusas. Estados ciclotímicos se apoderan de su ser, imagina su cabeza apoyada en su pecho, mientras la acaricia y piensa cómo lo salvó de caer en el infierno enfermo del individualismo y la soledad.
El invierno llega a sus pies, lo que fue un corazón descongelado, hoy roto. Ese maldito guión que titila esperando una continuación. Esperando la respuesta o la pregunta.
La lluvia, sí, la lluvia lo despierta, mientras le caen una, dos, cien, mil gotas en la cara piensa en las miles de horas que paso a su lado y que pasaría si...
-¿sabes que nunca me aceptaste en facebook?
-¿Cómo apareces?
Un dialogo inherente, insulso, puntapié de su perdición. En ojos que llevaron a su "all in" y apostaría nuevamente si por él fuese. Sacude la cabeza por el agua, se coloca la capucha.
La pantalla del celular, maldito aparato: "¿Y hoy queres salir?" y la pantalla sin respuesta. Hasta que un día, la moneda cayó de su lado. "Bueno ¿a donde vamos a cenar?"
Se muerde el labio de pensar en esos flashes inquietos de su cerebro. Apoya sus manos contra el piso para levantarse, pero se patina.
-¡Para! me mareo- la baja de su hombro mientras gira para apoyarla suavemente en el piso, mientras bailan alguna canción que suena sin importar cual.
-Nunca te voy a lastimar- le dice a ella mientras la mira a los ojos.
Logra despegar las manos del suelo para apoyarse sobre sus pies ya establecidos en el cemento, se encuentra empapado y con frío.
-¡Tenés las manos frías!
-Bueno pero así se me calientan- le dice mientras apoya sus manos entre su remera y su buzo, él se lo permite solo porque es ella.
Comienza el paso trémulo hacia algún lugar perdido, no tiene rumbo aún, las piedras le lastiman los pies.
-¿Qué me miras tarado?-mientras se ríe
-Nada solo te miro, ¿No puedo hacerlo?
-Me pone nerviosa
-Pero me encanta hacerlo.
Se sienta en el borde de la escalera mira el piso, luego, mira el cielo mientras apoya los codos en los escalones superiores, trata de recordar como llegó ahí, las gotas tocan y acarician su boca.
-Necesito que me digas por donde es.
-Izquierda, no para esta es la derecha, a la derecha-mientras mueve una de sus manos.
-Uy Dios, no sabe cual es cual-Entre risas.
Se saca la capucha que tenía para escapar de las gotas de agua, y deja mojar su pelo con la fría lluvia, encuentra una nube con forma de aquel personaje animado o por lo menos eso ve.
El muchacho le mueve la mano y la cabeza muy despacio para no despertarla de sus sueños, la observa un rato y se retira del cuarto. A los minutos vuelve a entrar y la despierta suavemente con besos, recuerda que la última vez que la despertó de otra forma no tuvo el mejor humor. -Dale que calenté el agua, ¿Querés unos mates o preferís café?
-Hmm
-Ahh Claro eso pensaba yo también.
-Mat...
-Supongo que es mate-vuelve a besarle el espacio de piel que no tiene incrustado en la almohada, la mira un tiempo más.
Se apoya en la baranda de la escalera, le cuesta mucho caminar, comienza a correr bajo la lluvia sin pensar.
-Te voy a amar para siempre
-No creo en los "para siempre"
-Nunca te voy a dejar, no te alejes de mí
-No creo en los "nunca".
-No me importa en que creas vos, yo nunca me voy a alejar y siempre voy a estar- le dice ella descaradamente.
Su carrera lo lleva a una casa de rejas, toca el timbre y a los segundos una mujer se sorprende al ver aquel muchacho parado frente a su puerta.
martes, 23 de junio de 2015
lunes, 22 de junio de 2015
Los ojos cuentan
Los ojos rojos de tanto pensar, el grito sordo que no se permite escuchar producto del orgullo de ser persona y tantas heridas. Abre la boca en un grito ahogado que la ducha no deja escapar. Es preso del destino de saberse imposibilitado de llorar, de gritar por su amor, por su comprensión. Descubre, cómo deja escapar una gota de su cuerpo, para caer al vacío del charco que se forma en sus pies, ya no sabe si son gotas de agua o de llanto pero caen. Su cabeza apoyada sobre los azulejos se encuentra con toda su perdición. Rememora esa última mirada, la profundidad de sus ojos en su rostro. Se acuerda que no puede verlos sonreír.
El fondo de la botella no le da la respuesta que estaba esperando solo le devuelve el desencuentro de no sentir su calor y las vueltas de su cabeza que le cansan el cerebro. El corazón estremecido por el dolor. Le da un calambre en el estomago el imaginarse sin su beso cada mañana, pero entiende que la sociedad, tal vez el mundo, lo lleve a esto. Mientras ve caer la gota por el azulejo piensa en cada beso que no le dio y en cada abrazo que entregó el corazón. Cae derrotado, sin fuerzas se deja apoyar en la pared que lo sostiene por el momento. Se siente vencer por la presión, se deja llevar por el peligroso deseo de tocar el piso con la cara. Entonces piensa en aquel primer beso y las gotas del baño caliente se dejan llevar con las de sus ojos.
Rememora su silueta, alejándose de él, sin miedo. El fuerte se rompe, sus ojos se llenan del gusto salado de sus lágrimas, el aire se corta y la imagen deprimente de su ser desnudo ante la falta de abrigo.
Se siente responsable de no poder ser, de ni siquiera acercarse, se siente caer en el pavor del fuego frío de la soledad. Ve al sistema arrebatándole todo lo que le quedaba, luchando por no ser timado, lo estafan.
Tal vez el tiempo forme parte del destino y en algunos minutos se miren a los ojos, sabrán que todo fue un error luego entenderán que son el uno para el otro, que encajan como dos piezas perdidas de un rompe cabezas sin armar. Hasta entonces, serán dos fichas más del ajedrez ya muerto de la desesperanza. La turbina quemada de un avión que sólo queda ver que tanto se estrella.
Los ojos se pusieron a contar cuantas veces había perdido la razón por ella y la cuenta dio por mucho ¿Cómo puede él, descontarle al tiempo las ganas de abrazarla? sólo le queda morir para volver a encontrarla, tal vez, en otro tiempo y otro lugar.
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