Estaban acostados, ella teniendo su sueño, sus cuerpos cuadraban como dos piezas fabricadas en el mismo lugar, él no podía dormir apreciaba su cara perfecta, acariciaba su espalda con la yema de sus dedos y la veía en ese viaje onírico con algunos saltos. No quería cerrar los ojos, tenía miedo de despertar, que todo sea un sueño, que se le escape de nuevo como agua entre los dedos.
Mientras ella tan perfecta, dormida con una paz increíble, despertaba en él, sensaciones no encontradas en su diccionario anteriormente.
¿Cómo había logrado incrustarse tanto en su alma? Nunca se había sentido tan desarmado, tan expuesto a ser lastimado, tan cerca de la sinrazón.
¿A dónde caerían los restos de él si nada de esto funcionase? Con solo pensarlo la abrazaba un poco más aunque ella no se diera cuenta, no tendría nunca ni la más mínima idea de lo que él era capaz de hacer por su amor, cosas que nunca hubiese imaginado, la alegría de despertarla a besos y la felicidad de tomar su mano cuando caminan, nunca experimentó tal fascinación en esos detalles.
Una pequeña escena, despertaba en un segundo, todo lo que quería esconder para no asustarla.
No estaba dispuesto a probar si ella lo extrañaba cuando se iba, solo dar lo que tenía, no creía agotarse, solo agradecer cada minuto, así pudo vivir con más calma, siendo agradecido, sin estratagemas, ni planes, soñando un futuro de la mano, pero viviendo al día como si no llegase a fin de mes con las cuentas.
Aprendió a agradecer cada oportunidad y a extrañar esos ataques de amor que le agarraban a ella de vez en cuando, vivía entre la nostalgia y el placer de tenerla de otra forma. El amor transforma, a él, a ellos, en otra cosa pero confiaba que siempre en algo mejor. Crecer, cambiar, no perder eso que es tan raro de conseguir.
Con el aparato mediático de la facilidad, en el confort de abandonar, en el auge del narcisismo extremo, ellos entendieron que las cosas no se dan por perdidas, se curan, se arreglan, se trabajan y se construyen. En la moda de soltar, ellos cometieron la locura de agarrarse más fuerte a pesar de las tormentas.
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