Entonces estaban esos ojos besándole el alma. La realidad que se cumple en sus mentes ¿a caso es menos real? si ambos se sueñan, se imaginan al mismo tiempo en el mismo lugar ¿no pasa a ser real eso que piensan?
El destino tan caprichoso como el fuego, los quema, se calcinan sus entrañas y arden sus lágrimas al caer por sus mejillas. El se resiste a la idea de dejarla partir de sus sueños, ella pide limites a sus deseos y se pierde en la inmensidad de su interior.
Aquellas manos que alguna vez formaron corazones, hoy se unen en silencio, se abrazan a escondidas.
¿Qué importa si no pasa en el universo físico? en sus mentes pasa y es igual de real, porque aquellos corazones laten a un mismo ritmo. Escapados del tiempo, viajando por sus pensamientos, se besan sin recelos en las caras de todos y de su ignorancia.
Recuerda ese primer momento que la vio y sus ojos, sin mirarlo siquiera, se apoderaron de él para siempre, esa risa enloquecedora se apropio de su cordura. Desde ese día la amó hasta la locura, toma ese recuerdo y en él la besa para, en su mente, cambiar el destino, aquel opresor que los obliga a vivir en sus pensamientos.
Le pide con una mirada que no se vaya de sus sueños y ella le pide con una lágrima que sean libres de su suerte echada.
Así se amaron sin tiempo, ni lugar, para siempre, en sus mentes y corazones.
jueves, 30 de octubre de 2014
La suerte echada
miércoles, 15 de octubre de 2014
Al abrir los ojos
lunes, 29 de septiembre de 2014
El tiempo eternamente finito
En este mundo donde todo juega a estar mal, tratando de existir, sobreviviendo. Subsistiendo la mayoría, mientras aquellos que nacieron con todo intentan quedárselo. Se trata de, en este respiro que dura el humano en el mundo, quedarse con todo lo posible o eso enseñan. Cuando lo que más llena no está inventado por el ser, nace con él, es ella, nace en el mismo soplo, extrañamente y se junta con el de aquel muchacho. Mira en el infinito de aquellas ventanas del cielo, entra en razón, o se sale de ella.
Los mortales, los infelices eternos, los minutos pasando por el universo. Animales con el maleficio de ser conscientes de morir, de llorar, de reír, maldición y bendición.
En esta vida, en este pequeño instante que toca formar parte del planeta, de chocar y abrazar la vida de los otros, solamente queda armarse de valor para sentir, que es lo que de verdad viene dado y no la creación del ser humano.
Y ahí esta, la mejor creación jamás creada, el salto en la cadena evolutiva, sin maldad, sin egoísmo, pureza, que rompe con el dolor para hacer eterno lo finito.
Mirada que calienta cualquier invierno, abrazo que refresca el verano, beso que ilumina en la niebla.
La teoría de la evolución rendida a un ser que ya no es humano, no quiere quedarse con nada porque ya tiene todo. Es ella que sólo con el respirar transforma en ese efímero momento la eternidad de aquel que respire con aquella.
jueves, 25 de septiembre de 2014
Caminos
Ella ha decidido caminar por otros lados, capaz de sentir la piel de otro y tener lo mismo, jugar a ser iguales, jugar a que nunca, él, se cruzó en su vida. Recuerda lo aprendido, no la persona, ni su sombra, ni su perfume, ni sus caricias, todo fue reemplazado por ese alguien que cambió todo.
Carlos se recuesta en la cama que no ha hecho, la ropa tirada por todos lados, es lo único que cambia hace días, ni sus pensamientos, ni el canal de la televisión, ni siquiera la estación de radio. No sabe si es la nostalgia de retenerla o que no tiene las fuerzas para hacerlo. Mira el techo sin mirarlo y escucha el ruido sin oírlo. Le habría dado todo, hasta su propia vida, pero ese era un secreto que guardaba para que no lo use en su contra e igual careció de validez.
La muchacha camina siempre con su cara redonda, achinando los ojos ante la sonrisa de un amor encontrado, mientras el muchacho la pierde poco a poco. Lucha por retenerla en sus recuerdos, su perfume dulce, sus besos amargos, su cuerpo moreno, sus gustos esquizofrénicos, pero el tiempo es cruel y arrasa todo lo que uno quiere retener.
Ella, mira a ese otro a los ojos, mientras hace uso de la desmemoria, poco a poco, deja de importar las aventuras vividas, y los momentos de efímera eternidad. Toma la mano del nuevo amor soltando el anterior, en una baldosa se deshace de cada oportunidad de regresar, de recordar.
Las gotas de la ducha caen en su espalda mientras la cabeza de Carlos se apoya en los azulejos, con los brazos cruzados, piensa en todas las tramoyas que armó para llegar y lo que perdió al partir.
El cenicero lleno y vasos con alcohol de varios días y su cabeza que no para de moverse, no sólo no fue nada sino que hasta fue sencillo olvidarlo.
Ella camina sin penar, ni culpa, tal vez, algún día piense que se equivocó pero serán miseros instantes hasta volver a la desmemoria.
Él piensa que, en alguna forma, todos somos eso, tan sólo recuerdos.
jueves, 18 de septiembre de 2014
Antes y después
¿Cómo recordar en que momento llegaste a donde estás parado? ¿en que momento sos consciente cuando bajaste la guardia?
Ahí estaba él, viendo sus ojos redondos, algo rasgados, esa mirada que calentaba el más frío corazón y ella que sólo miraba como aquel témpano iba desmoronándose. El calentamiento global golpeaba su puerta y no era por causa de la contaminación sino de la purificación del aire.
Expuesto, vomitó recuerdos y heridas, tuvo que respirar hondo para no quebrar la voz y que ella no note que estaba balanceando su pesar entre romperse y arreglarse.
Examinó su pasado, le dijo todo lo que pudo y más, no estaba pensando, era otro él quien hablaba, y explicaba que sentía, y este ya no era.
Le habló del miedo que tuvo de sentir su piel por primera vez, de lo temblorosas de sus manos cuando pudo besarla aquella oportunidad. Contó de todos sus pensamientos cuando tragó saliva, respiro hondo y le dijo "te amo" con tanto miedo como un niño de confesar una travesura. Murmuró sobre sus fantasmas y fracasos, de la primera vez que la vio y cuando la volvió a mirar años después.
Ella sólo fue una espectadora y silenciosa participante del milagro que produjo, detuvo el tiempo y admiro como se caían una a una las capas de aquel muchacho que había aprendido a dejar de querer pero hay cosas que como la bicicleta, nunca se olvidan.
Basto su silencio, su amor para que él tenga esperanzas, por lo menos, en una persona. El peligro de aquello, lo aterraba pero sus besos le daban el valor suficiente para seguir hablando, tirando capas y dejando el tiempo andar como si no existiese.
Pudieron ser conscientes que los minutos, segundos, son un invento del hombre para obligar a enfriar corazones, fueron participes de verse en ese momento que se hacia antes y después.
lunes, 8 de septiembre de 2014
Paz
Luego de tanto esperar, él la mira salir de su casa con ese caminar pausado, su pelo castaño hasta los hombros, sus ojos perdidos en cada paso, o tal vez, en otros pensamientos. Aquel valiente la sigue con la mirada mientras se dirige a su auto, esperó tanto por este momento y a la vez tan poco, toda su vida compuesta en un instante.
Ella cansada de dar portazos y lagrimas injustas, nadie pudo mirarla como él lo hace. Destraba la puerta del auto y ella sube, con las expectativas bajas ante aquel muchacho que no tiene mucho para ofrecer, de corazón sencillo y sinceridad sin filtros.
El beso en la mejilla, las ansías que sea la boca de ella con la que roce su piel, la realidad de estar tan cerca y tan lejos a la vez, cuando nada está dicho pero todo esta escrito. Desafiando ideas y razones, cuando todos le decían que apenas la conocía, su alma era la que hablaba para poner todas las emociones juntas, como si en otra vida hubiesen sido una.
Eran dos perdedores, ella ya había perdido mucho, no le quedaba por perder nada, él había perdido tanto como para no querer hacerlo más.
Bajan del auto y caminan juntos hasta el lugar donde van a comer, nunca su piel estuvo tan cerca de estallar, ella daba pasos a tientas todavía sin darse cuenta de lo que provocaba.
Cuando dos almas, que estaban unidas antes de nacer se encuentran, no hace falta más que unas miradas eternas para recordarse, la razón sobra.
El joven espero tanto como fue posible que su alma lo permitiese y no fue en vano, sin esperanzas cargo con el tiempo del sentir y no con el tiempo de los hombres que es muy distinto.
Las agujas se adormecieron y su charla se hizo eterna, mientras sus almas se iban recordando como antes de nacer y separarse, se fueron acercando hasta volver a unirse, como siempre pertenecieron.
Las risas vencieron a los miedos, las palabras terminaron con los conjuros de otros fantasmas y se amaron sin tiempo. Todo sucedía sin darse cuenta, la mente no es consciente del amor hasta que ya es demasiado tarde.
Suben a su auto nuevamente para dejarla en su casa, aunque sus almas quedarían juntas. Al llegar ella larga una carcajada final con la que él se siente extasiado y así al mirarse, todo se acomoda y desacomoda, todo se vuelve parte de la nada y de la nada se arma todo. Así con un beso, una mirada y sin tiempo llega la paz que solo ellos pueden darse.
jueves, 4 de septiembre de 2014
La vida
Llevaba un tiempo en el camino, cuando, observando lo maravilloso del sol entre las copas de los árboles que lo acompañaban en su vida, sintió un gran dolor en sus piernas que subía hasta su cintura, alguien había clavado cuchillos por detrás de sus piernas, en sus gemelos y aductores, no pudo ver quién había sido pero la desolación lo consumió. Siempre le gustaba ir sonriendo y sacando risas a la gente no entendía quien podría cometer aquel hecho. Al sacarse las armas blancas calló en la cuenta que sus pasos comenzaban a ser más pesados, tal vez por haber perdido tanta sangre, pero al mirar percibió como sus extremidades comenzaban a transformarse en piedra aunque podía seguir moviéndolos. El material en el que se había transformado trepaba ahora hasta su cintura justo donde empezaba el tórax, no sentía más peso, era como si ahora la piedra fuera una parte de él.
Se recostó a costado sobre el suave pasto que ahora no podía sentir en las piernas pero sí en los brazos y manos. Agradeció al cielo poder seguir sintiendo aquel verde colarse entre sus dedos.
En medio de la noche sintió un ardor increíble. El olor a la carne de sus manos y brazos quemándose lo aterrorizó hasta el límite, no entendía que estaba pasando, si ese campo tan amable en el cual se había parado siempre, hoy lo estaba atacando.
Cerró los ojos y comenzó a correr con lagrimas en ellos, desconcertado y atemorizado por lo que le estaba sucediendo. Notó como sus brazos y manos estaban transformándose también en el concreto de sus piernas, el peso en sus hombros le hizo creer que estaban por ser arrancados de su cuerpo.
Frenó y al mirarse en el reflejo del agua pudo verse en lo que se había transformado, la piedra trepaba de la punta de sus manos hasta el final de sus hombros y desde su cintura hasta sus pies, estaban ahora cubiertos por un material gris, macizo, con ellos ya no podía tener el tacto que antes tenía.
Empezó a llover y pudo refrescarse en las gotas que mojaban las pocas partes de piel que le quedaban, tuvo miedo de poder sentir, por ultima vez, las gotas cayendo por su mejilla.
Caminó bajo el agua, buscando reparo en algún árbol tupido, de repente ninguno estaba con las hojas verdes, ni amarillas. Estaban todos flacos y con ramas peladas, sin intención de volver a crecer ni un brote, el más crudo invierno había llegado y tuvo frío. No podía cubrirse con sus brazos le eran muy pesados para levantarlos hasta su pecho. Al ver a su al rededor descubrió que ya no había pasto verde sino tierra seca, estéril y sobre aquel territorio caía nieve, tan dura como las piedras de la cual estaba hecho. Sintió pavor ante tal espectáculo, como en cuestión de horas todo estaba cambiando a un oscuro mundo. La nevada comenzó a cubrirlo, ya casi no podía moverse, la nieve se apoderaba y se hacia parte de él. Al terminar la tormenta se había transformado todo su cuerpo, ya no era aquel muchacho tierno que intentaba hacer reír y que caminaba con el sol en la cara, aquel personaje había quedado tocando el verde y oliendo el perfume a tierra mojada que le daba el bosque. Ahora él se había transformado en el Golem, tan insensible como el material del cual estaba hecho, la más dura piedra.
Ya no podía sentir, el tacto ni los sentimientos que antes lo desbordaban, ahora se dedicaba a ahuyentar a cualquiera que quiera pasar por ese bosque y quien quiera acercarse a él. No era el responsable de su transformación pero era quien elegía no ser más lastimado por nada.
Así la vida obligó al muchacho a sobrevivir, sin sufrir y sin ser feliz, simplemente viviendo.
lunes, 4 de agosto de 2014
Sonrisas
Mira, oye y habla. Mide las palabras hasta su boca, abre la suya y espera.
Acerca su oído a sus labios para escuchar. Siente su perfume, late su pecho, se pone en blanco su cabeza. Piensa que decir, habla, ríe, respira, se acerca. Siente su voz, cae rendido. Nada vuelve a ser lo mismo. Imágenes mentales graba en su cabeza, escucha.
Mira sus ojos, lo están mirando, fallece. Renace, cumple con su promesa, construye.
viernes, 1 de agosto de 2014
Héroes II
miércoles, 23 de julio de 2014
Un tiempo después
Pasó el tiempo desde aquella vez que la había visto, ya no tenía sus rulos, no la recordaba tan alta ni con ese tono de voz tan profundo.
El destino se había hecho cargo de nosotros, no veo el mundo con los mismos ojos, ni siento con el mismo corazón. Supongo que ella tampoco lo mira de la misma forma, nadie puede hacerlo tres años después.
Me gustaría decir que desde la primera vez que hablamos todo en nosotros cambió, no es así, sólo hubo un cambio en mí. Era como si hubiese visto algo en ella que solamente yo podía ver, o tal vez, todos se hacían los distraídos de lo que generaba su sonrisa.
Los años pasaron y me hizo temblar de la misma forma cuando conversamos. Su voz era algo impensable para cualquier mortal, lo que provocaba cuando hablaba.
Cada palabra que salió de su boca, cada bocanada de aire que exhaló su sonrisa me lleno de felicidad.
El destino conspira para que años después la vea y todo se transforme de otro color, con otra esperanza. Quiero llenarla de sonrisas, quiero hacer que su mundo sea perfecto, que nada pueda lastimarla, que nadie pueda hacerle mal. Quiero llenarla de chocolates que la hagan sentir amada, quiero llevarla a ver películas que le hagan pensar que tenemos eso. Que se ría de mis chistes malos, de mis cosquillas hasta ponerla nerviosa, quiero que se duerma entre mis brazos y despertarla a besos.Quiero escribir cosas para ella que le hagan creer que esto es eterno, historias donde ella siente lo que yo siento, mundos donde no nos separamos. Quiero soñar que soñamos juntos, que ella sueña conmigo y yo con ella, que imagina un futuro juntos y que mire el pasado que construimos. Quiero decirle que quiero ser lo mejor que pueda ser como persona para ella, para que sea feliz.
Cuando me mira, miro en sus pupilas estrellas y lunas, dentro de ella hay un universo que quiero explorar. Quiero conocerla como nadie, para poder sorprenderla cuando nadie más pueda.
Ojalá algún día pueda ser consciente de lo que siento cuando me besa el costado de mi cara, pueda hacer suyo el sentimiento que me provoca cuando me mira, tal vez alguna vez consiga que me ame o que me mire con esa cara enamorada. Algún día hacer que esos ojos me miren tan fascinados como yo los miro.
Si tan sólo hubiese sabido que me iba a tener en su poder desde ese día, habría tratado de estar preparado, no sé algún chiste, alguna pregunta que me dejara un rato más con ella, algún comentario para parecer interesante, aunque cualquier cosa hubiese resultado inútil a su lado.
Es como si siempre hubiese pertenecido a ella, no lo quise ver hace años, pero la vida hace eso, que aunque no quieras lo que está atado a vos vuelva. Apareció sin más y se llevo hasta la respiración que me quedaba.
No puedo decirle, el miedo me paraliza, da miedo sentir, da miedo querer, da miedo contarle a alguien que se siente bien cuando duerme a tu lado, cuando ríe por vos, cuando te besa. Da miedo decirle que cambió lo malo tuyo.
jueves, 10 de julio de 2014
Poco a poco, de repente
Pero ahí lo ven repitiendo, se ve a sí mismo hace un tiempo recordando sus palabras, sintiendo como se las come de tanto hablar y como rompió sus propias reglas para no enamorarse.
Pensó quién podía evitar ser lo que uno realmente es. Se vio manejando hasta cualquier lugar, a cualquier hora, se vio a él mismo haciendo eso que dijo no repetir y sonrió...
Y mientras manejaba a altas horas de la madrugada yendo a buscarla, pensó que de eso se trataba la vida, de intentar, de no darse por vencido, de mantenerse probando una y mil veces hasta conseguir lo que uno quiere, porque tal vez por miedo uno se olvide de vivir, o tal vez de tanto andar uno encuentre lo que andaba buscando y creyó no existía.
Entonces comprendió porque había roto todas sus reglas, porqué había intentado mil veces con mensajes para que le dé la oportunidad de hacerla reír, porqué había ido a cenar como primera salida cuando él promulgaba esto como un pecado, porqué le llevo chocolates la segunda vez que la veía y el porqué ese intrépido "te quiero" se había escapado de sus labios sin poder tomarlo a tiempo para devolverlo al vacío de su cabeza.
De eso se trata la vida, de enamorarse y desenamorarse, de animarse otra vez a elegir levantarse a la madrugada en busca de unos minutos más de sus abrazos, en llegar a verla un rato más de lo que el tiempo le permite para sentarse en el cielo a descansar unos segundos más.
Se trata de buscar esos paraísos en vida, porque están ahí el cielo y el infierno, en este mundo. Uno se los anda chocando y cuando se encuentra el cielo hay que tratar de quedarse lo más posible. Cuando toque caer, se caerá para volverse a levantar.
Prefirió morir amando que vivir con miedo. Prefirió buscar el suplicio de la ostentación de esa sonrisa que le regale un poco más de sabor a su vida. Poco a poco se vio amándola tan de repente que se hizo cielo por hacerla feliz.
Poco a poco hizo de su voz un canto, de su risa un rito, de su alma su religión. Poco a poco volvió a creer, zambullendose en el mar de sus ojos, confiando sin conocerla, inexplicablemente tocando ese Edén donde todo paradigma existente cambió y así, por fin, entendió que la vida se trata de no bajar la cabeza porque tal vez el cielo nos pase por delante y no podamos conocerlo.
lunes, 7 de julio de 2014
El cuerpo siente lo que la mente ignora
Sintió que su mano tenía algo aunque no podía determinar que, sentía una presión en el dedo meñique, como si estuviera apretado por algo en su punta.
Se levantó de su cama y preparo el usual café que acostumbraba para empezar el día. Miró por la ventana, nada se encontraba allí más que el sol iluminando el día, dando su calor y regalando un paisaje que hacia disfrutar de vivir.
De camino a su facultad todavía se extraña de su mano, pero puede vivir con ello, lee un libro en el colectivo y piensa en su sueño, nunca va a sentir algo así por alguien real, no tiene la valentía, no entiende como puede adorarse unos ojos así, solamente pueden existir en sueños irreales.
En la rutina del no saber, del no sentir, del aprender a pensar y adormecer el corazón se fue haciendo experto con los años, haciendo una maestría como suelen hacer los grandes desesperanzados de tantos palos en la rueda, creciendo en olvidar las historias que cuentan las novelas, las canciones y las películas.
Fue congelando su corazón de tanto caminar al sur.
Sueña con una sonrisa, esta vez sueña solo con una boca, unos dientes tan blancos como la luna y una risa que provoca el éxtasis de su respiración. La presión en su dedo empieza a desorientarlo, teme tener un problema de circulación y decide hacerse un chequeo médico. Resultados normales, pero ese tirón en el dedo pequeño no lo dejaba tranquilo, como si algo empezara a darle una señal en su cuerpo que no podía descifrar.
Toma el mismo camino que suele hacer para ir a la facultad, mientras se encuentra sentado en el colectivo lee una historia, cuenta que la arteria ulnar une el dedo meñique con el corazón, le llama la atención la coincidencia.
Luego de cursar comienza la vuelta a casa, toma otro camino porque llamó su atención unos árboles que nunca había creído ver, recorre las cuadras con paz, para disfrutar de la vista de ellos, puede ver como estos forman un túnel con sus copas, ve en el final del camino armado una figura a varios metros de dónde se encontraba. Siente que la presión de su dedo comienza a soltarse. Muchas veces los problemas y la rutina repercuten en el cuerpo de forma extraña, el caminar pacifico seguramente lo haya desestresado.
Cada vez la falta de circulación en el dedo es menor, mirando los pájaros cantar en las copas de los árboles le parece que el mundo brilla con la luz del sol pasando a través de las ramas, las hojas en el suelo de color marrón que suele pisar por diversión. Tropieza con un cuerpo. Pide disculpas y al ver, unos ojos lo están mirando tan grandes como el sol, brillando mientras su mirada cae a su sonrisa tan blanca y llena de luminosidad que podrías verla en la noche, entonces sonríe recordando su sueño, sintiendo todo lo que nunca pensó sentir.
Recordó el relato que había leído a la mañana, una historia oriental cree que los humanos estamos atados por un hilo rojo invisible que nos une con la persona a la cual estamos destinados, puede estirarse o contraerse pero no cortarse. Ese día las dos puntas de un mismo hilo se encontraron, ellos no necesitaron seguir atados aunque lo siguieron haciendo, ya no necesito sueños para palpitar y extasiar, sólo necesito una sonrisa y unos ojos tan brillantes como las estrellas, claro está un segundo fue suficiente para llenarse de certezas de todo lo que había dudado.
martes, 10 de junio de 2014
Entre la rutina
Ella camina por la ciudad, una mirada perdida entre tanta gente. El sol se refleja en las ventanas de los vidrios espejados de empresas que se esfuerzan porque pase la menor cantidad de luz posible en el interior. Sus brazos cruzados abrazando su carpeta de dibujo y el gorrito de lana que tiene sobre su cabeza, los parpados delineados de negro combinan con sus ojos oscuros, su pelo castaño lacio que le cae sobre los hombros. Los guantes que usa en las manos dejan escapar las yemas de sus dedos para poder sentir el lápiz que sostendrá en el transporte público que la lleva a la facultad.
Él con sus auriculares apartándose del mundo antes de entrar en este, se dirige a trabajar. Como cada día toma el colectivo que lo lleva al lugar que lo acerca a pocas cuadras de donde pasa un tercio de su día. Suele leer algún libro que lo atrapa lo suficiente como para abstraerse de lo que sucede a su alrededor.
Ella camina hasta la parada del colectivo sin frenar ni ver, camina perdida en su imaginación, camina en automático para perderse en el mundo de su mente, que no tiene pies. Sube al colectivo que la deja cerca de su lugar de estudio. Su nombre es Ana, pero no le gusta que la llamen así, no le gusta que la llamen, prefiere perderse en su mente. Se entiende con pocas personas y entre ellas tienen en común que no necesita muchas palabras.
A Juan le gusta hacer sonreír a la gente, pero sabe respetar los silencios, esos silencios mentirosos donde las mentes hablan y las bocas callan.
El muchacho mira como cada día a la chica de ojos perdidos que viaja en su mismo colectivo, trata de ubicarse detrás de ella y la aprecia dibujar, la observa hacer realidad sus pensamientos y descubre la profundidad de su alma.
Ana camina con prisa para no llegar tarde a cursar, Juan camina lento para atrasar su llegada unos minutos y poder pensar un rato más, juega con su meditar. Ella camina por al lado de él todos los días y ni siquiera se percata de su existencia, tal vez nunca se conozcan y no lo sepa pero serían felices juntos.
El muchacho camina por la misma cuadra que acostumbra, mira hacia adelante y puede sentir como si los árboles hicieran un túnel con una luz al final de este, y esa luz que camina.
Ana paso firme y perdido, automático, pensativo, le llama la atención una hoja que tiene colores vivos en el suelo, navegando por un charco que quedó en el final de la cuadra, se para a admirar esta naturaleza que rara vez le llama la atención.
A Juan le roba el aliento una nube que tiene forma de pájaro que surca el cielo, en el mismo momento que unas aves en forma de "V" lo atraviesan, caminando por el túnel de esa cuadra mira a lo lejos nuevamente una persona que se detiene y se acuclilla sobre la vereda.
Nuevamente el mismo viaje en colectivo que lleva la rutina que cada uno intenta adornar con música y arte, lectura y dibujo. Juan pierde la concentración en su libro de Zafón, mirando como suele hacerlo, a la chica que sube en su colectivo con la carpeta de dibujo y se pone en acción a hacer una nueva obra de arte.
El muchacho lee, prefiere ver el resultado final de la obra maestra, más que su elaboración, al principio se coloca delante de ella para ver sus ojos perdidos, creando en el blanco de las hojas, para luego ir detrás de Ana a ver la magia que sus manos crearon.
Juan imagina que está cerca del final de su obra, camina con disimulo hasta la parte de atrás de su dibujante predilecto, mira en el cuaderno que usa como lienzo y sonríe, por primera vez no tiene miedo de demostrar que la está mirando. En la obra puede ver un cielo estrellado y dos personas mirándolo, puede ver una muchacha de pelo claro admirando a una chico de pelo oscuro y ojos claros, justo en el momento antes de besarse. Ana da media vuelta hacia Juan y sus miradas se cruzan junto con sus sonrisas.
En tan sólo un instante dos desconocidos se entregan el corazón sin quererlo, sin poder oponerse, sin saberse existentes, sin saber nombres, ni edades, algo más que incontrolable.
domingo, 1 de junio de 2014
Entre tanto
Entre mil escaleras, entre caminos bifurcados, como la sonrisa más mentirosas y las lagrimas macabras de quienes quieren tu atención. Entre saltos y caídas, entre corazones encontrados y almas partidas, entre besos que no fueron, y brazos que no abrazaron. Entre favoritos, "me gustas" y retwitteos, entre amigos desconocidos y personas por conocer.
Entre todo, estas y no estas, en los recuerdos, sueños y la imaginación, tan real como la vida; entre ausencias, una pantalla y alguna foto, no estas.
Sólo queda esperar que la vida nos encuentre, tal vez, desprevenidos entre tantos estímulos. Pretendientes sobran, personas faltan, gente que valore el milagro de la sonrisa tan buscada, la risa legitima que busco sacarte.
Sólo queda pensar que en algún momento de esta línea tan curva, de esta trama de la vida, entre tanta gente y tantas posibilidades, me mires y yo también, brillemos.
Tanta sinceridad, podrá hacer que me mires como yo te miro, veas las posibilidades que yo sueño y confíes en un futuro. Entre tantos factores es difícil dejarse caer a los brazos ajenos, entre tanta mentira sería complicado que cierres los ojos para darme un beso. Pero si pudieras olvidarte de todo aquello, si pudieras meterte en mis pensamientos y comprobar lo legítimo de mi sentir. Si pudieras ser la luna y yo esa estrella que brilla tanto al lado tuyo. Entre tanta tecnología, está lo único que el hombre no pudo reinventar, el sentimiento, el amor y su ausencia, el odio. Si pudieses saltar, yo estaría teniendo la lona que apacigüe tu caída. Pero existe todo lo demás que nos despista de lo realmente importante, que pone capas encima de lo real, de lo original. Si tan sólo no existiesen tanta influencia de la tecnología, no sabría tu nombre y tal vez tampoco sabrías el mío, capaz nunca nos hubiésemos conocido.
Entre tanto correr y trotar, espero que algún día caminemos, con los pies descalzos cansados de tanto andar nos sentemos en el río a ver pasar la vida, un mate, el sol y las sonrisas. Nos acostemos en el pasto, tu pecho sobre el mio mirando las formas de las nubes, jugando a que somos cielo y por un instante, tan solo un instante, pequeño, ínfimo e imperceptible para todo el mundo, estemos nosotros haciendo real, esto que algunos llaman la felicidad.
jueves, 8 de mayo de 2014
El segundo imperceptible
Estaba siendo una noche normal, como cualquiera, nada podía incitarlo para sentirse emocionado desde hace tiempo. Caminaba perfil bajo, hombros en alto y brazos en los bolsillos, como si ocultase la cabeza, las cejas un poco levantadas, las luces apagadas lo dejaban camuflarse entre la gente, perdido, siendo alguien más en un mundo que no pedía su presencia.
Miraba todo ese universo extraño y no podía distinguir como funcionaba, su razón de ser, ni porque estaba ahí.
Era imperceptible a la mirada de ella, que pronto lo verá. Él era la sombra que quedaba entre tantas luces, sin identidad, sin existencia.
Sabía de ella pero nunca la había mirado así, nunca de tan cerca, nunca en primer plano, en persona. Conocía su belleza, no recordaba su voz. Descubrió que una pantalla no transmite el alma, después de tantas fotos cibernéticas, nunca había llegado a vislumbrar eso.
El muchacho venía de muchos fracasos, de haber puesto su corazón en un fuerte, en un sin reacción. Tenía una herida que seguía sangrando. Su cabeza le trababa todo tipo de pasaje hacía el universo emocional.
Fue de repente que la vio, fue de repente que sus ojos se cruzaron, aunque él la había estado mirando horas casi sin poder hacer otra cosa. Esquivaba este choque por miedo a la locura, cada vez que ella estaba por percatarse de su presencia.
Pero entonces se cruzaron, su sonrisa rompió con toda barrera, le alcanzo eso para reaccionar. Fue descubrir que siempre había estado perdido y ahora se encontró nuevamente con él mismo. Fue reaccionar de un problema una vez que ya tenía la cura. Fue como mirarse en un espejo, no por la igualdad con la otra persona, sino porque una vez que la vio, se reconoció a él de vuelta, sintiendo todo lo que alguna vez había sido y todo lo que será. Para él fue como volver a vivir, en un mundo que lo había asesinado: sus sueños, su pasión, su emoción; lo había hecho lo más robotizado y racional posible, el cerebro le había ganado al corazón. Todo era planeado y sistematizado, todo era una cuenta para llegar a un resultado. Todo era así hasta que la vio sonreír.
Toda teoría quedo estúpida ante el baile de sus carcajadas, cualquier barrera quedó inutilizada de defensa, ahora volvía a creer en lo que una vez creyó, nuevamente recordó que en algún momento quiso tanto como le dio la vida. Todo por ese segundo, para tantos imperceptible, para él eterno. Sin darle un beso, se vio en ese espejo, pudo ver su alma y pudo volver a la vida.
Pudo rememorar que es así como se debe sentir, sin decir.
Ella solo con mirarlo y sonreír le devolvió la vida que alguna vez le había sido quitada.
jueves, 27 de marzo de 2014
La diferencia
viernes, 14 de marzo de 2014
Entre mil planetas, entre mil vidas
Él estaba dispuesto a cambiar de piel con tal de quedarse con ella, con tal de poder regalarle besos todos los días.
En las afueras de su alma se encontraba el incierto desalojo de su corazón. La había visto y creía conocer sus pasos. Creía saber que necesitaba y lo feliz que él podía ser en asistirla y acompañarla. Se dio cuenta que debía guardarse tanta entrega, que nunca debería haberse abierto con alguien de otro planeta. Apenas se manejan los mismos códigos con gente de tu propio país ¿por qué los compartiría con ella?
Pensó en ser feliz desafiando las estadísticas. Quiso ir contra lo impuesto socialmente, quiso ser más que un terrícola y un extraterrestre.
No entendió que mientras él quería salvar su mundo, ella quería destruirlo. Quiso ser más, quiso ser ángel y guardián. Sintió las ganas de arremeter contra asteroides y desafió alturas por su amor.
Es que los terrícolas se concentran en lo que sienten, los extraterrestres sienten teniendo, aman por mundos y no por locura, abrazan cosas en vez de almas. Él buscó enamorar un Alíen pensando que el destino los había unido por siempre y vio sus sueños fracasar al ver que su ser alienigeco se fue sin más por no pensar, que mintió en cada una de sus palabras y sabiendo que nunca leería ningunode sus cuentos.
Buscaba amar lo imposible y aprendió a no sentir. Se hizo un poco mutante, con piedras en el alma y el corazón para no poder volar. Usó sus tácticas de vida inteligente sólo pensando sin sentir, la oscuridad de sus orejas gigantes no eran para oír sino para mentir mejor.
¿A dónde fueron tantas palabras usadas para complacer y no por sentir? Los de otros planetas aprenden el idioma terrestre sin saber que significan y así prometen sin esconder culpa, no poseen significación.
Su mano se separó de la de él y entendió que nunca tuvo chances, el partido estaba perdido antes de comenzar.
La noche y las estrellas, la luna y sus marcas, satélites y estrellas fugaces deseos volando en el cielo, la noche flotando entre mil mundos.
Entre tantos esta él, esta ella y están todos los seres. En mil mundos, hay mil vidas.
Cada vez que él miró, el ser miraba, hasta que un día no miró más y empezó a ver.
Cuando estaba por llegar al mundo tuvo que regresar a su planeta y entre tanto patriota suelto no podía equiparar el sentimiento que se había generado de su mentira
Lo usó hasta aburrirse y luego lo soltó, fue la mascota del extraterrestre.
Él, nunca entendió porque hirió así, pero aprendió a no mirar más los telescopios.
lunes, 10 de marzo de 2014
Barquito de papel
Quiso aprender a hacer barcos de papel de esa categoría y siempre lo intentó con gran esfuerzo. Pasaba horas seleccionando el papel conveniente, la hoja especial que sería la indicada. Tuvo intentos fallidos, no logró controlar factores que no había tenido en cuenta. Cada dobles era importante, cada papel girado para adentro, para afuera tenía su lugar de pertenencia, hacerlo sin convicción corría peligro por cada gota que le cayese. El barco podía aguantar por menores en la parte exterior pero debía intentar por todos los medios que no cayera agua en su interior. Quería inventar, crear un barco que superara cualquier tormenta, cualquier adversidad. Creía en él pero no sabía cómo hacerlo, así que intentó. El papel no fue elegido, casi que este lo encontró a él. Buscó por todos lados un papel mejor pero no encontró alguno que le significase tal magnitud para el viaje a emprender. Era un material con contenido de su pasado, era un papel con la firma de su padre con una dedicatoria antes que se marchase: "Ojalá puedas cumplir tus sueños", decía el papel, lloró y sonrió pensando que era el indicado. Comenzó los dobleses con convicción pensando que podría construir aquella utopía de sus primeros año.
El barco parecía lo bastante fuerte. Tenía fortalezas enormes, un amplio borde que no dejarían a cualquier ola salpicar su interior y un mastil preparado para cualquier viento. Allí se largo. La primer ola le provoco terror pero el niño al ver salir su creación con éxito se alegro. La segunda el pequeño lo tomó con otro aire, un poco más seguro, pensando que si debía caer tenía que hundirse y listo.
El problema fue cuando se desato una tormenta. Fuertes vientos, la lluvia caía estrepitosa sobre la vela y las olas pegaban en los bordes con una energía potente. Si superaba tal catástrofe, superaría cualquiera.
Y fue así, la superó, no se veía como al principio sino que parecía más fuerte o esa era su sensación.
El niño tuvo que aprender de mala forma que las apariencias engañan y no todo puede ser para siempre, lo aprendió de la peor forma, cuando menos se lo imaginó, cuando más confiado estaba en su creación.
No pensó que aquella ola hiciese eso, no pensó que sus sueños terminarían en aquel liquido. La tormenta dejó el barco débil, lo último que pudo ver fue la tinta negra borroneada al sumergirse el papel.
martes, 18 de febrero de 2014
Árbol
Era un abismo hacia lo más oculto de su ser y todavía no lo había podido vislumbrar.
Fue mirarla y redescubrir un universo desconocido para los mortales, pobres soñadores que tienen en sus pensamientos tratar de tomar un poquito de esa divinidad.
Juan miro a Valeria de esa forma y nada volvió a ser lo mismo, la mirada cruzando el aire y tajeándolo a cada instante hasta llegar a sus ojos que lo cazaron peor que un disparo en medio de la cabeza.
Cada palabra que exhalaba era un paso más a la perdición, esa incontrolable e inminente perdición a la que todos los seres llegan cuando se enamoran de algo no terrenal.
Juan se preguntó cómo podía tener el privilegio de nacer en el mismo lugar y el mismo tiempo para conocer a Valeria, no sabía que ella había vivido siglos.
Lo que él pensó que fue un milagro después sería una maldición porque esos ojos no pueden olvidarse con el tiempo, porque este no existe en ellos.
Como un vino de sabor fuerte, ella se apoderó de su lengua de forma tal que ya no pudo probar ningún gusto, ella y su maldita perdición, sus besos que sonrisa a sonrisa se hacían parte de un cielo que nunca había visto. Lo difícil de ver el cielo vivo es que no hay nada en esta tierra que se le parezca, esa eterna divinidad.
Descubrió que no hay edad ni tiempo para el amor, entendió que ella no podría acompañarlo siempre, porque no encontró el cielo en él. Acaparó el dolor todo para él, así de esa forma, ella tal vez, no sufriría.
Se encontró sin quererlo con la maldición de sus besos y caricias, tocó su piel y se quemó, ya nunca sentiría nada igual, ni siquiera parecido, a ese templo de felicidad que le provocaba el besarle la sonrisa, y abrazarle hasta el alma.
¿Cómo haría para olvidar tan terrible infierno que se generaba al rozar su piel?
Pero como el humo que sale de una boca, ella se escapaba a cada suspiro, y en cada suspiro el perdía un poco más su fe.
La miró irse y la vio llorar, la vio morir y resucitar sin memoria de lo vivido. Era él, algo lejano de algún tiempo que Valeria ya no recordaba, una mirada que ya no estaba cargada de amor, ni de tristeza, una mirada que ya no era nada. Pero Juan seguía mirando su alma cuando hablaba y su memoria no fue borrada. Juan ya no pudo dormir porque no quería soñar.
Tuvo que aprender a guardar su memoria en un frasco y su corazón en la tierra para poder vivir sin ella, esa normalidad era una ilusión que estaba por reconocer.
La espero, tanto la espero que se transformó en árbol para darle a otros el aire que él ya no podía respirar.
Perdiéndose fue que se encontraron, porque ella ahora escribe y dibuja sus sonrisas e historias bajo la sombra que da un árbol. Aprendió que amar era incondicional, entrega y no intercambiable por lo que haga otra persona. Juan solo quiso cuidarla, darle su sombra y el aire para que pueda respirar y escribir su propia historia.
sábado, 1 de febrero de 2014
La memoria
El problema es que en ese recordamos se encuentran miles de imágenes guardadas. La amiga que te ayuda a recordar que hay cosas que no tienen que pasar nunca más y la tan maldita memoria emotiva que te recuerda ese momento en el que fuiste pleno y hoy ya no.
Ese momento donde nada dolía y todo alcanzaba.
La memoria sirve para ponerte en la cara que eso ya no existe más, que todo ahora es una simple ilusión de lo que fue. Recordar solo sirve para tener en cuenta que el presente es enemigo del pasado.
Todo lo que buscabas ya no existe, todo lo que tenías ya no está.
Y duele su presencia ilusoria y duele su ausencia.
viernes, 17 de enero de 2014
Túnel
El túnel, ese que lo guiaba siempre en la misma dirección de oscuridad. Todo fue oscuro siempre no se conocía sus manos, ni sus pies, no conocía su cara.
Se había olvidado ya de tanto haber estado en la negrura, en la ausencia de luz total.
Hasta que un haz de luz se le escapó a la oscuridad que ya comenzaba a dejarlo, y un haz de luminosidad basto para recuperar la memoria de lo que era. La luz lo miro con esos ojos grandes y lo sedujo, le contó historias de como era mirar y estar en la luz pero nuevamente la ella jugó a esconderse y quedó en la penumbra total, no pudo ver su cuerpo, sus ojos no se podían acostumbrar a la falta de luz total.
¿Qué podía hacer? la oscuridad lo dejaba y la luz se le escondía ¿qué queda entre la luz y la oscuridad? Entre estos dos sólo está él.
Ir por ese camino que uno tiene que hacer que algunos llaman destino, otros cosas que hay que vivir para llegar a nuestro lugar.
Algunos dicen que hay que pasar por cada una de esas cosas para poder llegar al lugar perfecto e ideal.
Él ya no quería caminar más para ningún lado, no quería chocar más con ninguna pared, no buscaba ninguna respuesta. Las había buscado toda su vida y tan sólo había llegado a la oscuridad de este túnel de una dirección sola.
¿Para dónde ir cuando solamente te quedan dos lados para moverte, volver o avanzar? ¿Quién dijo que hay que avanzar para crecer? el avanzar solo había hecho que él se metiera en la sombra más oscura del camino y ahora ya no podía volver.
Se sentó donde estaba, intentó mirar en la falta de luz total o en la oscuridad completa y no lo pudo hacer. Sentado cual niño empacado, enojado con la vida se quedó y decidió que ya no le iba a importar moverse. Se encontró con sus miserias y virtudes, se encontró sin sentido con él mismo, se encontró como uno más y solo.
Ahora lo pueden encontrar ahí, está esperando porque se cansó de hacer, procuren no tropezar con él y aquel que quiera acompañelo a encontrar el camino de vuelta que en la soledad se rindió, no vaya a ser que en algún momento él sea quien te saque de la oscuridad que da el perderse en este destino.